jueves, 23 de septiembre de 2010

Aviso de Bomba

La otra noche algo trastorno todas nuestras vidas en cierta medida. París estaba apunto de sumergirse ya en el sueño (serían las once de la noche) cuando se produjeron dos llamadas telefónica. Los turistas apuraban sus últimas fotos en lo alto de la Torre Eiffel y yo mientras tanto, salía de otra noche de conversación y de cine junto al Senna, pasando por el jardín de mi universidad. Me dirigí hacia la estación de metro Saint-Michelle (la misma que fue adoquinada por coches en llamas en aquel Mayo de 1968). Lo grandioso de esta ciudad es que siempre, en una esquina, en la barra de un bar, en el qai más solitario o en el piso

más bohemio con chimeneas, siempre te sorprende, como ver a Eric Cantoná en un supermercado (le sucedió a un amigo), o conocer muy de lejos a la nieta de García Márquez.

Pero la otra noche fue distinta. Y fue distinta en todos los sentidos. Esperab

a coger el último metro, tapándome la cara con el cuello de la chaqueta, a lo Albert Camus (me faltaba el cigarro, pero mamá, tranquila, no fumo) y de repente, sin aviso, como en las películas de Apocalipsis, aparecieron cerca de treinta Gendarmes armados con metralletas de largas como sombrillas, y empezaron a gritar y a echar a la gente de la estación subterránea. Yo estaba solo y apenas entendía lo que estaban diciendo. Dejé de actuar como un intelectual y me puse a temblar. Dejé mi pose de sesentero filosofal y me puse a temblar.

Nos evacuaron en dos minutos. Me fui caminando a mi residencia. Un paseo tranquilizador de una hora. Se escuchaban las sirenas a lo lejos y la Torre Eiffel estaba, por

primera vez desde que estoy aquí, apagada antes de la una.


Al llegar a mi habitación miré El País “Amenaza de bomba en París: Torre Eiffel y el metro Saint-Michelle

París es un poco esto también. La inseguridad, no conocer las caras nunca. Saber de los peligros del ser humano y tener la seguridad que entre millones y millones de personas, no todas pueden ser buenas intenciones.

Estoy vivo y en París. Alguien da más.

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