lunes, 27 de septiembre de 2010

El último tango en París



Llega casi Octubre. Y no es el tránsito normal de un mes a otro. Es el cambio de estación, el cambio

de forma de vida, el cambio de los árboles y de los animales, el cambio de los vestidos cortos y las camisetas al de los abrigos negros y las bufandas grises (hay mucha más sensualidad en un abrigo hasta las rodillas que en un biquini).

Y con esto la ciudad va transformándose poco a poco. Primero las hojas que caen (mucho antes que en España) y después las noches, que se aceleran en las tardes, hasta no existir las tardes.

Pero hay un rincón de la ciudad que lo notará mucho más que cualquier

otro. Hablo del Quai Jessieu, justo en la calle que empieza con Cardinale Lemoine. Un Quai es un atracadero de barcos, pero en la actualidad son grandes alamedas pegadas al Sena donde poder pasear y por las noches beber tranquilamente vino a la luz de las faroles y de Notre Dame.

En uno de estos lugares casi todos los días se bailaba tango. Los movimient

os eran muy simples; quizá unos pasos bien estudiados y seguir el ritmo de la música, pero era sensacional ver la imagen del agua negra de noche danzar tranquila hacia otros hábitat, y la gente (de todas partes, porque los franceses no saben bailar) rodeando el estrecho parque. Se podían ver argentinos nostálgicos de su patria, de su puerto de Buenos Aíres (sustituido por las aguas del Senna), se podían ver a parisinos descubriendo el nuevo arte de hacer el amor bailando, y a mí, claro está, acompañado por mis amigos mexicanos, discutiendo sobre las bachatas e intentando adivinar el titulo de las canciones, o con alguna chica a una hora no debida.

Pero todas estas noches han desaparecido. Por lo menos no las hallaran usted

es, si deciden ir a durante este año. Será en Mayo, con el buen tiempo, cuando vuelve el tango. El frío y el otoño nos depara otras cosas, más melancólicas, más acordes con París, porque esta ciudad, sin saber por qué, es todas las ciudades en una;

Por eso usted puede bailar tango a las orillas de un río que no sabe bailar.

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